14 diciembre 2009

Sin Querer


Sin querer voy detrás de tus pasos,
conteniendo el aliento
te estoy siguiendo,
caminando muy despacio
para que no sepas que te estoy cuidando
Sin querer te estoy pensando,
quiero de ti seguir soñando,
ahogarme en el recuerdo
y tal vez seguir llorando
Sin querer te estoy buscando
en el cielo, en el lindo ocaso,
en el dulce viento, en todos lados
Sin querer te sigo amando,
y me he quedado en silencio
ahogándome en llanto

07 diciembre 2009

Carta # 10

Ya no sé ni que día es…
Desde que te fuiste el tiempo ya no existe. La irrealidad de un amor sincero ha sido tan fugaz como el sabor de un buen cigarro entre mis labios. La esperanza perdida ha vuelto entre pesadillas, sueños llenos de obscuridad, de dolor y soledad. Ahora la única calidez que encuentro está escondida entre estos versos, que me ayudan a no estar tan perdida. Al menos es aquí donde encuentro un poco de cordura… o tal vez dulce locura en la que cada día caigo por tu maldita culpa.
He perdido la cuenta de los cigarros que he fumado, de las botellas de vino, que por brindar por ti, me he acabado, de los días que no he dormido, de las horas de ansiedad que he pasado por no estar a tu lado, de los besos que no me has dado, de las palabras que te he regalado, he perdido la cuenta de las lagrimas que por ti he derramado.
Ya no sé ni que día es… si es de mañana, o si es de noche..

03 diciembre 2009

23 de noviembre de 2009

Querido diario:

Después de dejar pasar tanto tiempo, por fin vuelvo a escribir en tus páginas. Tal vez pienses que sólo escribo en ti cuando me siento mal… me disculpo por ello. También creerás que me alejé de ti un tiempo por sentirme en bienestar… pues te equivocas, lo que pasa es que no sabía cómo expresar lo que siento.

Hace unos días, volvía a buscarla. Era de noche, casi no llevaba dinero, y tenía miedo. Miedo de la oscuridad en las calles, miedo de la gente que no conocía, miedo de mi soledad, de estar ahí, sin ella. Desesperadamente corría a su encuentro, sin la mínima garantía de verla. De repente me vi, solo, desesperado, sin conciencia de mis propios actos. ¿Qué es lo que hacía ahí? Entonces, un suave golpeteo del frío viento nocturno me hizo entrar en razón; me dijo que no debía estar ahí.

Incluso hoy no encuentro la razón clara de por qué me arriesgué tanto por buscarla, aun sin estar seguro de encontrarla; y aun si la hubiera encontrado, ¿le hubiera hablado siquiera?, ¿tenía algún objetivo verla? Creo que comprenderás cuan desesperado me sentía.

Mis sentimientos aun no son claros.

Entonces, reaccioné y regresé a mi casa lo más pronto que pude; de nuevo, al llegar, nadie se percató de mi presencia, así que fui a mi cuarto, anhelando dormir y poder soñar qué hubiera pasado si la hubiera encontrado. Sí, los sueños, el único mundo en el que puedo estar seguro. En fin, esto no es un sueño, es desafortunadamente la realidad, según Platón una inexacta copia de lo que debería ser, pero… ¿qué debería ser? Aun no lo sé, espero que mis sueños algún día me lo digan.

Aldo

02 diciembre 2009

02 de diciembre de 2009


Querido diario
Acabo de leer el último de mis secretos escritos aquí y aun no creo que, aunque ya haya pasado más de un mes, me siga sintiendo igual de perdida, confundida y con el mismo miedo de ese entonces. Tal parece que mi alma se niega a dejarle ir, si… a él. Pensaras que soy una tonta, una loca de amor sin remedio… y creo que si, lo soy.
Tonto, tonto corazón enamorado que me cargo, pero bueno… ¿Qué se le va a hacer? Aun si me dijeran que tendría la oportunidad de cambiar este corazón tan enamorado y destrozado, no lo aceptaría jamás, pues lo que el me hizo sentir, juro que nunca jamás nadie me lo hará sentir de nuevo, y aun así con el dolor que me causa recordar, prefiero morir desangrada y con mal de amor a vivir sin el recuerdo de su amor.
Si, soy una tonta, lo se y no me importa, lo amo y siempre lo amare.

30 noviembre 2009

Carta # 14

Bien es cierto lo que dicen, no se puede tapar el sol con un dedo y tampoco curar un corazón tan roto como el mío con un simple lo siento.
Esta tarde, mientras escribía bajo la sombra de un árbol que lentamente moría, note una presencia extraña, pero conocida, no le di mucha importancia, total… no esperaba a nadie más que a la muerte.
Entonces el viento entonó esa melodía que tanto me cantabas, esa melodía que aun me hace perder la razón, que me hace sentir amor y dolor… Deje de escribir, intentando desesperadamente no pensar en ti, pero ya era demasiado tarde. La melodía cargaba consigo tu aroma y tu recuerdo de nuevo hacia mí.
El viento era traicionero esta vez.
Una brisa cálida me recorrió el cuerpo. Alcé la vista hacia el cielo solo para verte ahí, tan tranquilo como siempre, con esa sonrisa sarcástica pintada en tu rostro, y me veías.
Posé la vista en tus manos que formaban puños, puños que temblaban ligeramente del esfuerzo que hacías al apretarlos. Me pregunto si estabas enojado.
Recorrí la mirada lentamente por tu rostro, intentando encontrar a esa persona que tanto ame. De pronto, tu mirada choco con la mía. Quise desviar la mirada, pero algo mas fuerte me lo impedía.
Te acercaste lentamente, dejaste descansar tus manos sobre mi rostro y me besaste. Yo, cerré los ojos, pensando tontamente que así haría que ese beso durara eternamente. Cuando los abrí de nuevo, tú ya no estabas.
El viento me abrazó y me dedicó un último adiós en tu nombre, un último silencio, un último perdón.
Bajando la vista hacia mi cuaderno note que la tinta negra se corría, parecía que las palabras lloraban… estaba equivocada. Lentamente acerque las manos a mis ojos y me di cuenta de que era yo la que lloraba.

29 noviembre 2009

Desesperación


Bajo mi alma se encuentra
cada dolor y pena enterrada.
Pero mi alma ya no es alma;
sólo un pedazo de fe que me sobraba.

Esa fe está encerrada,
cubierta sólo de tristeza.
Busca salir desesperada
a este mundo vanal y sin esencia.

07 noviembre 2009

Un nuevo vacío


Después de tanto sufrir,
de dejarme absorber por la nada,
la depresión se ha ido.

Después de tanto escribir,
de plasmar mi alma en palabras
me he quedado vacío...
abriendo el paso a emociones
que me han mantenido protegido.

Al marcar mis huellas en la arena
abandoné con ellas mis penas
dejando al mar llevarlas consigo.

Ahora una brisa me llena
de inspiración y emociones nuevas
que tal vez aun no he entendido.

Realidad

Confundida, loca, envenenada de amores malignos que destruyen el alma enferma ti. Con miedo a buscarte y no encontrarte. Perdida en el espacio vacio que dejo tu amor, perdida en las sombras de un dolor incurable.
Tratando de escapar en sueños, en esos malditos sueños que me siguen hablando de ti y de mi. Buscando amor donde no lo hay. Comparando rostros en medio de una multitud que nunca se detiene.
Pensando en que algún día vendrás…
Es esta mi realidad, la realidad que me envuelve en fría soledad, en tristes silencios, en amores muertos… es por eso que prefiero de ti seguir soñando.

03 noviembre 2009

Queriendo caminar

Queriendo caminar,
ramas rotas,
hojas secas,
¡despréndete del suelo ya!
La tierra te mantiene atado
y el cielo te esta llamando
busca, busca una manera de escaparte
se te esta haciendo tarde
El sol se acuesta,
la luna se despierta,
otro día ha pasado
y tú sigues ahí parado
Aburrido, deseando solo el final
con las raíces secas
esperando no ser igual que los demás,
soñando con algún día poder volar
Que triste es la vida
que sola, que injusta…
siempre me preguntare
¿por que los arboles han de morir de pie?

26 octubre 2009

Conversación Interna

-Recuento de los daños:
Vacio, vacio, vacio… espera… no, también está vacio.
-¿Pero que me dices de eso?
- No,
eso ya está roto
-¿Quién pudo haber hecho tal cosa?
- Sólo te diré que la culpa la tengo yo por dejar entrar a la soledad.
-¿Qué es lo que se hace en una situación así?
-No lo sé… simplemente no lo sé…
Entonces grite: ¡Ayuda!...
… pero nadie me escuchó.

25 octubre 2009

Lágrimas



Lagrimas que caen en la soledad de la obscuridad,

lagrimas que nunca sabrás porque vienen y van,
bajan bailando, jugando y riendo
a través de unos ojos que pretenden no mirar,
manos queriendo cubrir la verdad,
labios cerrados, cansados de tanto explicar
y un corazón herido,
desangrándose con recuerdos que no quiere olvidar…

25 de octubre 09

Querido Diario:

Me he perdido en el tiempo, en la dolorosa espera de una cura para este irremediable mal que tengo. Me perdí entre sueños, entre falsas ilusiones que el amor me ha gritado.
Pero he vuelto… he vuelto con un corazón desangrado, con un vacio en el cuerpo y con un llanto amargo.
Estoy escribiéndote de nuevo, esperando a que tu y el viento me escuchen, esperando a que me ayuden a ahogar este dolor que siento… pues el amor es algo que en definitiva no entiendo…
Sálvame… que tengo miedo.

28 julio 2009

Pregunta



Que es más fácil.
Decir que he perdido al amor...
...o que el amor me ha perdido a mi

¿?

25 julio 2009

Situación:


Harta, desesperada… me estoy ahogando en mi propio charco de lágrimas.
Con el corazón tan roto que ya ni siquiera encuentro los pedazos.
Ahorcándome con mi propio silencio, con el maldito te amo atorado.
Aburrida de estas viejas y cansadas paredes blancas que solo despiden soledad.
Esperando a que las puertas del infierno por fin se abran.
Total e irreversiblemente loca por ti.

22 julio 2009

El sabor del engaño

Violé el silencio con el sonido de tu nombre entre mis labios... un leve quejido salió de los suyos. Sin duda no le había gustado que te nombrara en la intimidad. Fingió no importarle y me siguió besando… sentía como el calor de su cuerpo quemaba mi piel, el fuego me recorría de la cabeza a los pies.

Y así pasaron lentamente los minutos. Con su boca recorriéndome el cuerpo, con mis uñas encajándose en su espalda. Él, amándome, yo… deseándote.

Al día siguiente desperté a su lado, sintiendo aun en los labios el ligero sabor del alcohol y el tabaco… sintiendo el sabor del engaño.

16 julio 2009

Hoja de Otoño - Capítulo I

Esto es lo que recuerdo:

Había una escuela. Era grande y estaba decorada de una forma tradicional, y vista desde afuera, hacía parecer que el interior de sus salones era cálido, agradable. En el ambiente se sentía un clima frío, propio del otoño que estaba comenzando allí, en Manhattan. Saliendo de esa escuela estaba yo, con un par de amigos, cansados y dispuestos a regresar a nuestros hogares.

Entonces, vi a mi mamá en la entrada de la escuela, y corrí hacia donde estaba.

- ¿Qué haces aquí?- pregunté sorprendido, pues yo siempre solía regresar solo a mi casa.

- ¿Qué? ¿Tu madre no puede venir por ti un día?

- No es eso, sólo que me sorprende que vengas por mí… no sé, es raro.

- Pues espero que sea eso.- Respondió sin estar muy convencida por lo que le contesté – Pero no importa. Anda, sube al auto, vamos a un lugar especial.


¿Lugar especial? No tenía idea sobre hacia dónde íbamos, pero me agradó que mi mamá hubiera ido por mí a la escuela. Tal vez suene como si yo fuera un anormal que le agrada estar con su madre, pero ella no era una madre común: podíamos platicar sobre cualquier cosa, como mis amigos, la escuela, o incluso hasta de Viridiana, una niña que me llegó a gustar hace un tiempo. Ella no solía enojarse con facilidad, y bromeábamos de cualquier cosa. Era como mi mejor amiga.

- Llegamos – dijo mientras se estacionaba en un restaurante. Debo decir que era un restaurante hermoso, ubicado en un bosque, o algo así, y tenía mesas al aire libre. Nunca imaginé un lugar así, era simplemente… deslumbrante.

- ¡Este restaurante es genial! ¿Y ahora por qué se te ocurrió venir a un lugar así?

- No lo sé, sólo se me ocurrió. Además, tenemos que hablar de algo importante.


Antes de que terminara de hablar, entramos al lugar, y tomamos asiento; después continuó:

- Daniel, en dos semanas cumples 15 años, y además has sido un muy buen estudiante. Así que… ¿qué quieres que te regale?

- Mamá, no tienes qué preocuparte por eso. Que me hayas encontrado ha sido el mejor regalo que alguien me haya dado.

- ¡Qué lindo eres! – dijo ella en tono de ternura – Encontrarte es lo mejor que me haya pasado en la vida también. Hijo, te amo.


Justo en ese momento, unas cuantas hojas secas cayeron tímidamente de un árbol. “Te amo”. Esas dos palabras eran lo que me hacía falta. Llenaron mi alma de alegría, y tuve unas fuertes ganas de llorar. Entonces, ese pensamiento vino a mí: “soy feliz”. Mientras más lo pensaba, más caía en la cuenta, y entonces…

Abrí los ojos, y vi una habitación grande y blanca, llena de frascos de medicinas, con cortinas blancas y un olor a limpieza. Y por fin me di cuenta: todo había sido sólo un sueño más, anhelando la felicidad que me falta. Ahora recuerdo todo. Lloré hasta quedar dormido. Y ahí, enfrente de mí, había una cama, y en ella estaba la mujer que había soñado, manteniéndose con vida tan sólo gracias a un tubo respiratorio: sí, era mi madre.

15 julio 2009

Una de las tantas cartas que te escribo...

Amor mío:
¿Por qué me siento tan triste? ¿Por qué me siento tan sola, tan vacía, tan olvidada?
Hoy me siento a ver el atardecer sin tu presencia a mi lado, como me hubiera gustado poder volver a tomar tu mano. Pronto vendrá la noche y mi cuerpo se cubrirá de hielo sin tu cuerpo, mis sueños serán pesadillas sin tu abrazo.
Quisiera llorar, pero me temo que la ultima lágrima la he derramado ayer sobre tu foto. Lo único que me queda es el recuerdo, pero no quiero, me duele pensar que no volveré a ver tus hermosos ojos de nuevo. Entonces, ¿dime que hago, si mi último respiro ya te lo he regalado?
¿Valdrá la pena seguir un camino en el que no me guíen tus pasos, en el que el eco de tu voz no se haga presente, en el que le viento no cargue consigo el aroma de tu piel, en el que la sombra de el ultimo beso no sea más que un recuerdo destinado a ser devorado por el olvido? Dime, ¿vale la pena seguir ese camino…?
No, no y mil veces no.
Por ahora camino sola, me escondo de ti tras las sombras, voy detrás de ti sin que te des cuenta, sigo tus pasos en silencio… y en silencio me quedaré.

10 julio 2009

10 de julio de 2009

Querido Diario:
Hoy he decidido escribirte, ya que el dolor que siento en el pecho no disminuye… y necesito tus paginas que me sirven de desahogo cuando no tengo a nadie a quien contarle mis cosas, bueno… vaya, en verdad no tengo a nadie mas que tú, tú y sólo tú, mi amigo, mi confidente.

Ya no se que hacer, dicen que el tiempo lo cura todo, pero ¿hasta donde es cierta esa frase? Pasan los días, las semanas, los meses y aun me duele el vacio. He llegado a pensar que esto que siento es algo totalmente irremediable, por mas que busco no encuentro con que sanar. Poemas, canciones, besos, sueños, caricias, palabras, nada lo llena. Y es esté el dolor que me esta matando. Si buscas un corazón no lo encontraras pues en su lugar solo hay dolor y vacio… ese vacio en el que todo entra y nada se queda.
Hubo una vez, puedo recordar una vez en la que encontré lo que necesitaba, lo que deseaba, lo que tanto buscaba. Fue él, el que me trajo de nuevo a la vida, tenia magia en la punta de los dedos, ahora, si cierro los ojos, puedo recordar la calidez de sus caricias, de sus besos, de su mirada que me perdía. Pero todo fue tan rápido… él vino y se fue como una estrella fugaz. Todas las noches miro por la ventana buscando lo que alguna vez tuve, tratando de encontrar a mi estrella, mi pequeño sol, para entonces tomarlo entre las manos, estrecharlo contra mi para que su cuerpo me inunde de calor de nuevo.
Si tan sólo pudiera verlo una vez más… si pudiera tenerlo una vez más… no le dejaría ir jamás.

El Pasillo - 3ª Parte

Al abrir los ojos vi el techo del lugar en donde me encontraba y yo estaba recostada sobre una camilla, y dos personas al verme abrir los ojos rápidamente corrieron hacia mí, pero… ¿Quiénes eran? Tenían los ojos llenos de lágrimas y yo solo las observaba seriamente, después una persona de bata blanca entro por la puerta y me miro sonriente, y con una luz pequeña alumbro mis ojos examinándolos y cambiando la expresión de su rostro le dirigió unas palabras a las dos personas que estaban ahí en la habitación, ¿Qué habrá sido como para que su mirada se llenara de angustia y lagrimas? Y entonces pensé, intentando recordar a la persona que estaba en el pasillo gritando mi nombre, entonces lo recordé, era “yo” y así voltee al otro lado de la habitación, estaba sentada y mirándome a los ojos y con una sonrisa me trajo a la mente un pensamiento:

“Al regresar, mis recuerdos se habían quedado olvidados en el pasillo, pero por suerte estaba YO para ayudarme a recordarlos”.

02 julio 2009



Nadie dijo que el amor dolía,
nadie me dijo que acabaría
y así nos quedaremos,
yo con el corazón roto,
tu con el enojo.
Ahora mira como son mis días,
vacios de caricias,
llenos de lagrimas,
olvidada en el despojo.

Me pregunto cada noche
¿Dónde quedaron las promesas?
que en su lugar sólo están las tristezas,
¿A dónde fueron esos sueños?
que hoy no los encuentro.
Dime quien eres,
porque yo de tu rosto…
ya no me acuerdo


.

01 julio 2009

30 de junio de 2009

Querido diario:

Tal vez las próximas palabras contradigan todo lo que en ti he escrito, o tal vez este sentir sea sólo pasajero... no lo sé. Lo importante es que estoy, aquí y ahora.

Recuerdas todo lo que en ti he escrito, ¿cierto? Envidiando las cosas que no tengo, quejándome siempre de todo. Pues hoy no. Espero que esos días hayan terminado. Sí, he llegado a envidiar algunas cosas, incluso a algunas personas; pero lo que no he pensado es que tal vez otros me envidien a mí...

¿Qué más puedo pedir? En un instante la luna ha iluminado mi esencia, el mar se ha llevado consigo mi dolor, y el viento... sí, ese viento que siempre escucha, me ha empapado con una brisa de felicidad...

¿Felicidad? Rara palabra, con un confuso significado, de la cual nunca creí escribir. En realidad, no sé si el viento me trajo la felicidad, pero es lo más cercano que he sentido a ella en mucho tiempo. Es sólo que ya no tengo problemas ni preocupaciones, tan sólo... me siento bien. Pero aun me falta algo para llegar a ser feliz... sí, la auténtica felicidad, esa que todos buscan desesperadamente y nunca logran encontrar. No sé bien qué sea... si es una persona, cosa, momento... no lo sé, pero ese algo es lo que me impide reír plenamente, llorar a mares: en fin, sentir.

A causa de ese algo, no he podido disfrutar completamente esta nostálgica noche, este aire abrazador, esta enternecedora oscuridad... tan sólo siento trozos de lo que este ambiente me puede brindar.

Y sí, me he sentido pleno y seguro en algún momento de mi vida... me he sentido yo: he conocido la felicidad, pero nunca me di el tiempo de notarlo.

A partir de hoy me dedicaré a buscar ese algo que me limita y que me impide sentir, a pesar de que no tengo idea de qué se trata. Después de todo me equivoqué... terminé quejándome, como siempre. Pero ahora, me dedicaré a disfrutar lo más que pueda de esta felicidad incompleta.

Aldo

29 junio 2009

Una idea extraña...

Amor, amor… estoy harta de las historias de amor, de alguna forma siempre acaban mal… como para comprobar que el amor verdadero no existe, que eso que sientes es puro deseo carnal, típico de los seres humanos…
No creo conveniente gastar mis palabras en un posible rencor y odio hacia el amor… que ironía, odio hacia el amor… en fin… contemos una buena historia, lejos del amor, del deseo y de todo lo relacionado, contemos una historia divertida.
Bien aquí esta este ser humano, llamémoslo…”Pies Sudorosos”. Y aquí está ésta otra que se llamara… “Nalgas de Bebe”, claro, una hembra… aunque no suena muy femenino su nombre… hmm, bueno no importa.
Un día normal en la vida de Pies Sudorosos era recolectar madera, checar que no haya gente estúpida que este acampando cerca de la cueva de los osos u otra más torpe aun como para nadar en las aguas poco profundas de las pirañas. Por supuesto, Pies Sudorosos era un reconocido “guarda bosques” o lo que mas bien he de llamar, “guarda personas estúpidas que cometen actos estúpidos en los bosques”…
Hace mucho que Pies Sudorosos no se topaba con algún cadáver. “Es extraño, la gente solía ser siempre muy estúpida por estos lares” se dijo a si mismo y continuo despreocupado por el bosque recolectando madera. Se hacia tarde y debería llegar temprano con su esposa Nalgas de Bebe, que lo aguardaba en la cabaña para prender la pequeña chimenea ya que pronto empezaría a hacer un frió de los mil demonios.
No tardo mucho en aparecer Pies Sudorosos. A su llegada, Nalgas de Bebe, su esposa, lo recibió con un caluroso abrazo y un apasionado (nada amoroso) beso en los labios. Lo apresuro a prender la chimenea ya que Nalgas de Bebe se le estaban congelando hasta las… ideas. A Pies Sudorosos le molesto que lo tratara tan mal la mujer que tenia como esposa. “Una perra, sin duda es una perra” se dijo a si mismo, como balbuceando, muy bajo cuidando de que la perra… perdón, la esposa lo escuchara. Teniendo la chimenea preparada, con el fuego crepitando, rugiendo, Nalgas de Bebe le pidió a su esposo que se acercara un poco. “Vaya, la perra me va a pedir perdón al fin, estoy harto de aguantar sus estupideces todo el santo día” pensó. Pies Sudorosos se acerco rápidamente. Los dos estaban de espaldas a la chimenea que pedía a gritos que le alimentaran con más leña. Nalgas de bebe tomo a Pies sudorosos con desesperación del cuello de la camisa a cuadros que llevaba, le planto un beso frió en los labios y sin pensarlo lo arrojó al fuego.

Pies Sudorosos al caer al fuego sorprendido se dio cuenta que estaba envuelto en llamas, así que se levanto y desesperado fue hacia la puerta de su casa y salió corriendo a toda velocidad. Se lanzo al pasto y rodo por el piso para apagar las llamas, rodaba y rodaba y a la vez gritaba. La perra... digo la esposa, Nalgas de Bebe, la que por cierto no tenia nada de bebe, se asomaba por la ventana para ver a Pies Sudorosos rodar y riendo a carcajadas, la esposa no Pies. Ya había obscurecido y se veía la luna y Nalgas seguía asomada por la ventana, recargada sobre su codo con una cara que no podía describir más al aburrimiento, viendo a Pies que seguía afuera, sin llamas pero Pies seguía rodando y gritando…
Nalgas se había quedado dormida en el marco de la ventana y pies iba entrando por la puerta encorvado, cansado, y en paños menores, le lanzo a Nalgas una mirada asesina, quien dormía con la boca abierta y baba saliendo de su boca.
FIN
Bueno eso es todo. Tal vez ahora piensen que este algo "tocada" como dirian... tal vez... tal vez solo me aburria no lo se, como sea, este blog necesitaba algo divertido.
Gracias a Jess que me ayudo con los ultimos dos parrafos de esta loca historia!! jaja :)

27 junio 2009

27 de junio de 2009

Rendición. Si, tal vez sea esa la palabra que ha buscado mi alma por tanto tiempo. Tal vez sea tiempo de rendirme.


Querido diario:


¿Por donde empezar? ¿Cómo explicarte lo que ha sucedido? Supongo que… por el final, siempre todo comienza por el final. Pero ya lo conoces y no tendría caso dejar salir las palabras solo por recordar, no tiene caso, pero aunque no quiera… esta presente la sensación, la terrible sensación de amargura, de soledad, de tristeza. La terrible sensación del recuerdo del final.


Te diré que el vacio estremece mi corazón cada vez que la luna se oculta de mí tras esas gastadas nubes grises. La obscuridad de mi cuarto me provoca miedo. Las sombras de los muebles me provocan pesadillas. No he dormido ya en casi un mes y parece que éste mal no tiene remedio. Es la soledad, lo sé, lo que ocasiona miedo en mi, terror… inseguridad.


A pesar de todo esto, pregúntame como estoy y te responderé que bien. A pesar de que cada tarde el viento carga consigo su aroma, a pesar de que confundo su rostro con cualquier persona, pregúntame como me ha ido y te diré que bien.


Creo que ya no me importa nada. ¿Eso es malo? Bueno… en realidad hay algo que aun me importa y es él. Debería de deshacerme de su recuerdo, pero no puedo. No quiero. Aun me importa, aun lo amo… por eso he decidido que es tiempo de rendirse, de entregarme a lo que sea que el destino tenga preparado para mi, pero siempre guardando un espacio… en realidad todo mi ser, para cuando él regrese… y lo esperaré.

25 junio 2009

El pasillo - 2ª Parte

Mientras iba caminando por un largo pasillo, el pasillo de la casa en donde solía vivir de pequeña, recordaba todos aquellos momentos de mi infancia y juventud, todo plasmado en fotos y películas en mi mente que narraban cada pequeño instante de mi vida, la primera palabra hasta la ultima carcajada de felicidad, y luego me detuve, volteé a la derecha y vi la foto… fue entonces cuando voltee hacia atrás y vi que era demasiado tarde así que seguí caminando, entonces me levante del sillón en donde me encontraba y corrí a la orilla de la cama, sin pensarlo lancé mi mano desesperadamente sobre mi pecho intentando despertarme, pero ya era demasiado tarde, estaba a punto de cruzar la puerta que iba al jardín. Al verme tan lejos grite mi nombre con todas mis fuerzas, pero no me escuchaba, yo seguía caminando, mi mano ya estaba sobre la perilla de la puerta y entonces algo hizo que me detuviera…
Alcé la vista y me vi del otro lado del pasillo gritando con desesperación hasta que debilitada caí al suelo, lo cual me hizo reaccionar, solté la perilla de la puerta y corrí hacia donde estaba, regrese por el mismo pasillo dejando atrás todos esos recuerdos, ya que no podía dejarme ahí, tirada en el piso. Al llegar al final de aquel pasillo de recuerdos, me levante y cuando vi en mis ojos esa mirada de tristeza y desánimo me decidí a regresar, a despertar de nuevo, entonces abrí los ojos muy despacio…

19 junio 2009

El pasillo - 1ª Parte

Un día lluvioso de verano estaba sentada en la orilla de la ventana, viendo como la ciudad se movía, como los carros pasaban cautelosamente y a la gente caminando con sombrillas en las manos para evitar mojarse. Otros caminaban rápidamente y así fue como abrí la ventana. Saqué la mano para sentir la lluvia caer. Lentamente me levante, saque mi pie y después sin haberlo notado, la mitad de mi cuerpo ya estaba del otro lado de la ventana y así fue como me decidí a saltar…

La lluvia caía junto conmigo. Desde donde yo estaba veía a todas las personas, autos y arboles debajo de mi. Tranquilamente cerré los ojos y sonreí. Hace mucho que no sentía la lluvia y el viento, hace mucho que no escuchaba el sonido de los autos, el sonido de la ciudad como antes la solía recordar. Las lagrimas salieron de mis ojos de la felicidad y en unos cuantos instantes de haber sentido que vivía, abrí los ojos, no creía que lo que veía fuera real, ¿todo era una ilusión?, pero me levanté y así fue como esto empezó, al decidir ver y enfrentar de que todo lo que veía era real…

03 junio 2009

Carta al tiempo

Te aborrezco, tiempo maldito, por hacer pasar mis días tan rápidamente,
por arrebatar a las personas sus almas y usarlas como tu propia fuerza vital,
por quitarme de las manos lo que yo más quería.

Sí, avaricioso tiempo, por tu afán de tener cada vez más, yo tengo cada vez menos,
por tu culpa mi vida cuenta sólo días de agonía,
por tu existencia mi persona más querida olvidó su propia esencia.

¿Por qué no me llevas de una vez?
¿O prefieres verme sufrir lentamente dentro de tus dominios, maldito tiempo?
¿También necesitas mis lágrimas para mantener tu existencia?

Llévate todo cuanto me pertenece y todo cuanto anhelo,
deja de burlarte pasando frente a mí una y otra vez.
¡Sé que existes, y sé que nunca te irás!
¡Sé que vivo sometido a tus reglas!, así que deja de recordármelo a cada instante.

Te odio, y lo sabes bien. Y mi odio crecerá día con día.
¿Ahora tu transcurrir no es tan divertido, verdad?
Ahora que cada momento que tú arrojas al azar, cada momento, te odio más.
Sé que no te importa, pero me conformo con odiarte.

Regresa toda la inocencia que te has robado.
Llévate todas las máscaras que has dejado a cambio, no las quiero.
Regresa los buenos días que me has arrebatado
y a las personas de las que me has despojado.

Devuelve mis sueños, egocéntrico tiempo, ¿tú para qué los quieres?, sólo los conviertes en nada.
He tenido suficiente de ti.
Y aunque sé que estarás siempre aquí, dedico mi vida a enfrentarte, hasta arrebatarte todo lo que es mío.
Lo juro, nunca me rendiré.

25 mayo 2009

21 de mayo de 2009

Jueves 21 de mayo de 2009

Querido Diario:

No sé por qué tengo la costumbre de preguntarte cosas estúpidas, como "¿has sentido...?" o "¿te ha pasado...?". Claro que no lo has hecho, eres sólo papel, pero... tú sabes... la necesidad de sentirse escuchado...

Hoy tuve un sentimiento extraño... sí, era de soledad, pero fue distinto a las sensaciones que he tenido antes. Me di cuenta que ha pasado el tiempo, y que poco a poco, las personas se van alejando, por una razón u otra... siempre es así...

Incluso a la persona que más quiero, no sé si podré mantenerla a mi lado... lo más seguro es que se termine yendo, como todos los demás. No me creo tan fuerte como para mantenerla junto a mí. No soy más fuerte que el tiempo. No soy más fuerte que el olvido. No soy fuerte.

Y sí, juro que intenté salvarla, lo dí todo de mí, pero aun así, no lo logré, y con esto, salieron dos palabras de mi boca que nunca creí que yo diría: "me rindo". Lo sabía... no fui tan fuerte...

En cualquier momento, esa persona saldrá de mi vida, como lo hacen todos, y consigo se llevará un poco más de mi esperanza. Al fin, ¿qué es una pérdida más?; personas irán y vendrán, como ella, y cada pérdida sólo me costará un poco de anestesia a mi corazón, hasta que quede completamente sedado...

Creo que esta soledad es de la que hablaba al principio: la de sentir cada vez menos a la gente... es natural.

Es raro, yo siempre he hablado de tener esperanza, de nunca rendirse y de confiar en los demás; tal parece que todo ello se ha volteado en mi contra, a tal grado de no saber qué creer... qué sentir... Por ahora sólo prefiero no pensar.

Creo que iré a dormir. ¿Y sabes qué? Gracias por todo, pues aunque, como dije, seas sólo papel, eres el único con quien me puedo desahogar. Y no te preocupes, ella no sólo se irá y ya. Su esencia quedó marcada en una de tus páginas, querido diario, así que te pido que la conserves por favor, pues no quiero que su recuerdo sólo se desvanezca...

En fin, creo que comienzo a enloquecer; no es común que le hable a un objeto inanimado; lo mejor será que descanse. Espero despertar recordando este momento sólo como un mal sueño...

Aldo

20 mayo 2009

20 de mayo de 2009

Querido Diario:
Hoy es un día en el cual mis pensamientos bailan con el viento, las palabras se revuelven, la inspiración viene. Hoy es uno de esos días en los que, las palabras no parecen tener significado, en los que no decido si escribir esas tantas frases de amor o seguir guardándolas, evitándolas, solo por no querer recordar, por no querer llorar.
Hoy me ha costado concentrarme en sus bellos ojos, la humedad no me lo permitía. Hoy, el vacio se hizo presente, se coló a través de la espesa nube de pensamientos grises de la tarde, pero sobre todo hoy, vino la soledad, de nuevo, jugando con el destino, burlándose.
No se lo que escribo, todo esto es confuso. Las palabras no parecen tener principio ni fin, me cuesta trabajo pensar en el sol. Me cuesta trabajo pensar en mi sol.
Si alguien alguna vez encuentra este viejo cuaderno, que adopté como confidente, se que no entenderá lo que escribo. No creo que ni el viento lo entienda. ¿Pero eso importa?, en realidad no creo que alguien se interese en un cuaderno sin pasta, con hojas amarillentas, con manchas de tinta en las esquinas, no… no lo creo. Sobre todo, no creo que alguien se interese en leer la vida de alguien que se siente tan solitaria, que vive una vida aparentemente vacía, triste y sin ganas. Mi vida.
Querido diario, querido…
Parece que esta noche la luna no saldrá, ¿estará tan avergonzada como yo de aquellas nubes grises?. La esperaré. La esperaré y le gritare que yo también.

18 mayo 2009

18 de mayo de 2009

Querido Diario:
Hoy he decidido mirar al cielo, a esas nubes grises que han tapado a mi sol. Aquellas nubes que me han hecho sumergirme en mil pensamientos y revivir mis sentimientos.
Me hacen sentirme un poco triste, con algo de nostalgia. Me hacen recordar cosas que no quisiera recordar, cosas que pensé muertas y enterradas en lo más hondo de mi memoria, parece que hoy salen a jugar de nuevo con algunas de mis lágrimas.
De pronto, ligera lluvia comienza a caer en mis manos. Agua fría que viene de unos ojos que creyeron verlo todo.
No se porque estaba triste, pero lo estaba
Caminé al otro lado de la calle, donde cerré los ojos y dejé de sentir el piso bajo mis pies, sentía el cielo más inmenso sobre mi cabeza y al mirar abajo, me percaté de que estaba volando.
Era un pájaro más en el cielo, uno libre, sin aspiraciones, sin pretensiones. Lo único que quería era seguir volando, sentir el viento y dejar de respirar la espesa nostalgia de allá abajo.
 Pero el encanto duro poco. Un coche que pasaba me despertó de mi dulce sueño al mojarme con el agua estancada de la lluvia de anoche. Dejándome ahí, de nuevo vacía, triste y sola bajo esas nubes grises.

15 mayo 2009

Bajo la lluvia

Estabas bajo la lluvia y sonreías,
yo corría, quería mirarte,
pero mis pies no se movían

Estábamos bajo la lluvia y yo moría,
dulce muerte en vida
que no me deja ver la luz del día

Finas gotas de lluvia
que caen ante nuestros ojos,
nos maldicen la vida

Estábamos bajo la lluvia,
una lluvia fría,
una lluvia de lágrimas

Ahora estoy bajo la lluvia,
cantando, bailando,
soñando con olvidar mi pasado



02 mayo 2009

01 mayo de 2009

Querido diario:
Hoy no pude evitar llorar al despertar… te preguntaras en que estaba soñando o tal vez no, pero aunque resulte doloroso recordar, te lo escribiré.
Soñé que estaba atrapada, no recuerdo en donde, pero así lo sentía. Sabia que debía encontrar y destruir a alguien, lo sabia como sólo en los sueños puedes saberlo. De pronto me encontré dentro de un camión lleno de militares, o al menos eso parecía, ellos no podían verme, así que tomé ventaja de ello y uno por uno les corté la garganta con una navaja que tenía a la mano. Después de la masacre, hurgué bajo sus asientos, no sabia que buscaba, pero lo buscaba, abrí una a una las cajas metálicas que se encontraban debajo. En las primeras seis no habían nada, hasta que abrí la séptima, y ahí estaba lo que tanto buscaba, era una escopeta con no más de cinco municiones. La tomé e inmediatamente la cargué, me dirigí al frente del camión esperando un encuentro con el conductor, que para mi sorpresa era ella y no él, le apunté en la cabeza con la escopeta, no dudé ni titubee ni un segundo, estaba segura de lo que hacia y le dije en voz baja 'perdóname' justo después… le disparé.
Luego hubo un cambió repentino en la escena. Ya no estaba en el camión, ahora me encontraba en un campo abierto. A lo lejos veía a unas cuantas personas que en mi sueño clasifiqué y reconocí como amigos. Volteé y vi que a mi derecha estaban tres tigres amenazando con atacar y quitarme la vida en cuanto yo me distrajera, cargue de nuevo la escopeta, y en menos de un segundo uno de los tigres se lanzó hacia mi, no dude en dispararle justo en el pecho, quedando así, tirado, muerto, ensangrentado en lo virgen del pasto verde, manchándolo con rojo. Después me dirigí hacia mis “amigos” recibiendo unos cuantos insultos y regaños sobre el tigre muerto, pero no me importo en absoluto, no, de hecho disfrute el haberle matado, a él y a cada uno de esos estúpidos militares que se encontraban a bordo de ese camión, pero mi fascinación hacia la muerte fue mas intensa cuando le dispare en la cabeza a la conductora del dichoso camión.
No pasó mucho tiempo cuando vi que una pantera negra se dirigía corriendo hacia mi, no… en realidad no era yo. Estaba atrapada en el cuerpo de una de mis compañeros. La pantera se me lanzó, me mordisqueó las manos con tanta fuerza que logró romperme cada uno de los huesos. La sangré broto, roja y brillante. No sentía dolor alguno. Le insistí a la pantera en que me matara. ¿Qué diablos esperaba para hacerlo?, de repente volví a mi cuerpo, tomé de nuevo la escopeta y repetí la misma operación… pero esta vez le disparé a esa chica que sólo en sueños conocía.
Después de todo esto, llegó el silencio y reinó la paz. Mis “amigos” y yo nos reunimos en circulo a contarnos cosas del pasado. No me sentía muy a gusto con la plática. Aun no encontraba a la persona que buscaba… tenia que seguir con la búsqueda y ellos solo me detenían…
Desperté asustada con el llamado de mi madre, no recuerdo que me dijo, sólo su voz fría… cortante. Cuando se fue me senté en la cama a llorar… 'una vez más te busqué en sueños, pero no logré encontrarte' pensé.

30 abril 2009

Cartas de un suicida II

No recuerdo mucho sobre ese día en el que, decidida a acabar con mi vida, tomé un frasco entero de medicina para dormir, pero lo que si sé es que algo, sin duda, había salido mal.
Antes que nada, tenia que cerciorarme de cuanto tiempo había pasado desde la ultima vez que estuve consciente, tomé mi reloj del cajón del buró en donde había dejado la carta, que por fortuna o tal vez desgracia aun seguía ahí, mirándome como con una mirada sínica, me puse el reloj en la muñeca y salte de la cama, abrí de par en par las cortinas esperando encontrar a mi bella amada, la luna, y así fue, estaba más brillante que la ultima noche, la salude con una leve sonrisa y me dirigí hacia la entrada donde se suponía que debía estar el periódico, pero no.
Desilusionada, no tanto por no encontrar el periódico como todos los días, sino por seguir sin saber cuanto tiempo había pasado, prendí la televisión, pero ya era demasiado tarde como para ver la transmisión de las noticias, ahora si estaba desesperada, intenté relajarme en el sofá gastado de la sala y me hundí en él, estuve unos cuantos minutos pensando hasta que el sonido de un par de golpes en mi puerta me distrajo, no estaba de humor como para recibir visitas y menos cuando mi plan había fracasado, pero si no quería que los vecinos empezaran a sospechar de mi ausencia (corta o prolongada) tenia que atender.
Abrí despacio la puerta, no pude distinguir quien era ya que todo estaba obscuro, así que encendí la luz, volví a mirar y ya no había nadie.

27 abril 2009

27 de abril del 2009

Querido diario:
Ha pasado mucho tiempo desde la ultima vez que te escribí, pues bueno estoy aquí de nuevo, buscando ese consuelo que se que una simple hoja de papel no me dará.
¿Sabes?, hoy es uno de esos días en los que la máscara de hierro, que decidí ponerme hace ya tanto tiempo, se rompe, le he encontrado tantas grietas, algunas las he logrado sanar pero otras… son tan profundas que a veces dejan ver un poco mas allá de la superficie y es ahí donde todo queda al descubierto por unos instantes, que aunque sean breves, dejan mucho de que hablar, además de esta falla le he encontrado unas más, déjame contarte.
En la tarde me quité la máscara dejando al descubierto mi rostro, observé que el interior de ésta ya estaba un poco descolorida, creo que es por el tiempo que la he llevado puesta, en realidad nunca le he puesto mucha atención al interior, por fuera habían grietas, unas cerca de las comisuras de la boca, otras más en la frente, pero eso no es lo más importante de los daños que tenia, no… la zona que más daño revelaba eran los ojos… creo que nunca me di cuenta que aun la máscara más hermosa, fina o lo que quieras, puede detener el flujo de tus verdaderos sentimientos… la zona bajo los ojos estaba oxidada y creaba todo un camino que llegaba al mentón, me sorprende que nunca haya visto este defecto… o tal vez lo vi, pero nunca quise darle la importancia que ahora le doy, tal vez…
Aun no decido que hacer con la máscara, por ahora está colgada en la pared, atrás de la puerta blanca de mi cuarto que pareciera que llorara cada vez que se abre o cierra, no se, en verdad no se que hacer con ella, he pensado en arreglarla y seguir usándola, también en… no usarla más… pero el haberla tenido puesta por tanto tiempo me ha hecho daño, tanto que tengo miedo de no poder ser la misma persona sin ella… ¿pero que digo?, claro que no seré la misma persona, creo que más bien es miedo a enfrentar las cosas sin ella.
En cuanto tenga una resolución a este conflicto te la haré saber lo antes posible… porque de todas maneras tú y el viento son los únicos que me escuchan.

24 abril 2009

Cartas de un suicida I



Era martes por la mañana y él ya se había ido, un pequeño rayo de luz se colaba entre las cortinas, dándome en la cara y obligándome a levantarme, pero solo me hundí en las sabanas.
Me parece haber quedado inconsciente por algunos minutos y después de pensarlo un poco, decidí levantarme, no tenia caso seguir escondiéndome de la tristeza si ya me había encontrado, tenía que enfrentarla ¿pero como?.
Me apresuré a vestirme, creí tener un plan. Después del desayuno, caminé por el parque en el que los dos solíamos pasear, me tomé mi tiempo, me senté bajo el árbol más grande sólo a sentir el viento del invierno y empecé a escribir.
Para cuando la tarde llegó, fijé mi rumbo hacia la farmacia y compré un pequeño frasco azul de pastillas para dormir.
Cuando llegué a mi casa ya era de noche, una vez más la luna se alzaba tan gloriosa sobre mi cabeza y me bañaba en una luz plateada, subí al cuarto y encontré mi cama vacía, como la dejé en la mañana, nada había cambiado. Ya estaba decidido, hoy me liberaría del dolor y la tristeza.
Dejé la carta que había escrito en el parque sobre el buró, al lado de una rosa muerta y me tomé una, dos, hasta veinte pastillas y en diez minutos me quede dormida.

21 abril 2009

Martes, 21 de abril de 2009

Querido Diario:

No sé por qué estoy aquí, escribiendo, recordando, pensando en mí. Prometí que no volvería a hacerlo, pero aquí estoy. Sí, me he dado cuenta de lo fácil que puedo romper una promesa.
¿No te ha pasado que te sientes solo, como si a nadie le importara lo que dices, y mucho menos lo que sientes? ¿Como si, a pesar de estar entre un mar de gente, te sintieras sin compañía? (Es evidente que estoy hablando conmigo mismo, ¿pues con quien más podría hablar?, ¿quién se tomaría la molestia de escucharme y fingir que le interesa lo que digo?) ¿Sabes? Le tengo miedo a la soledad; podría decir que es uno de mis grandes temores. Pero no me refiero a la soledad de estar si compañía por un rato, sino a la soledad en la que sientes que nadie te apoya, que en realidad nadie piensa como tú ni nadie puede comprenderte: esa soledad que te susurra que tu existencia no es útil para nadie...
¿Notaste que el día de ayer el cielo se cubrió de nubes, y que el viento comenzó a soplar fuertemente, dejando una sensación de frío? ¿No te recordó aquellos días en los que solías ser feliz? Pero ayer fue diferente. Ayer, sólo pensé. Pensé en todo lo que he aprendido últimamente. Que las personas siempre tienen una doble cara, que la gente cambia, que las relaciones se pueden perder fácilmente, y mi lección más importante: que nadie te puede comprender, ni nadie te puede entender tanto como tú quisieras. Que sólo dependes de ti mismo. En pocas palabras, que estás solo. Tengo miedo.
Ese día, llegué a mi casa al anochecer, y al parecer, nadie se percató de mi existencia. Me senté un rato en el sillón. Me sentía cansado, quería dormir. La recordé por unos instantes, y me sentí vacío. La siguiente escena que recuerdo es que estaba oscuro; al parecer era de madrugada. Seguía con la misma ropa que había llevado todo el día. Lo único que hice fue dirigirme a mi cama, cambiarme y dormirme.
El día de hoy lo pasé en blanco, hasta este momento. Sí, estoy aquí. Escribiendo. ¿A quién le hablo? A nadie, sólo escribo para satisfacer la necesidad que tengo de contar lo que siento: sé que sólo me engaño, no importa. Y sí, comprendo que nadie me puede apartar de la soledad, ni siquiera ella. Resulta estúpido pensar que creí que ella podía hacerme sentir vivo de nuevo, y me podía hacer confiar en las personas como antes. La vida es subjetiva: sólo pasa, y se va.
Tal vez esto es sólo un momento de debilidad. Tal vez todo esto pase, y pueda volver a sentirme cómodo, a ser feliz. Tal vez... lo siento, debo tenerte aburrido con mis patéticos sentimientos... creo que lo mismo pasa con las demás personas. Prometo ya no hacerlo... Perdón, olvidaba lo rápido que puedo romper una promesa...
Creo que lo mejor ahora será dormir. Necesito sentirme seguro, en mis sueños. Necesito creer de nuevo. Creo que esa es la razón por la que duermo. En fin, sólo lo diré porque estoy acostumbrado a hacerlo, aunque realmente sé que no le hablo a nadie: "gracias por escucharme".

Aldo

20 abril 2009

10 de abril del 2009



Querido diario:
A pesar de que no suelo escribirte hoy me ha entrado la necesidad de desahogarme con alguien, si, con un alguien que escuche, que este ahí...
Ayer iba caminando por la calle, pensé en lo hermosa que era la noche, fije mis ojos en la brillante luna que se alzaba tan esplendida como siempre, y no se como le hace, pero siempre logra recordarme a... bueno ese no es el punto.

Seguí caminando a un destino incierto, me pare bajo la luz mortecina de un viejo farol que apenas alumbraba un pequeño espacio, sin mas que hacer, (y claro, ¿que mas haría?) me senté bajo aquel farol a esperar, no se que esperaba, pero sentía la necesidad de esperar, y así lo hice.

Después de varios minutos y de ver pasar gente común y corriente, que para mi no tenían el menor chiste, pensando en cosas simples y sin sentido… pero eso a mi no me importaba, no, solo esperaba...

De pronto vi una figura distante, un tanto borrosa, era alguien en definitiva, no se como describirlo, solo recuerdo que llevaba una capucha de color negro, fije mis ojos en aquella figura misteriosa tratando de distinguir quien era, por unos breves momentos se quedo quieto, no estoy segura si me observaba pues como ya te había dicho llevaba una capucha y esta causaba una sombra en su rostro que impedía verlo a los ojos, pero lo mire, seguí mirándolo, no se por cuanto tiempo... no podía apartar la vista de aquella presencia tan rara, ¿alguna vez te ha pasado que cuando vez a alguien no puedes apartar la mirada y cuando lo ves a los ojos (aunque esta vez no habían ojos a los cuales mirar) sientes que sabe algo de ti?... claro que no, que estúpido... eres solo un viejo cuaderno que halle en uno de esos tantos cajones llenos de cosas olvidadas; se acerco... se acerco mas y mas... no se que paso, pero fue muy rápido, en tan solo un parpadeo ya estaba frente a mi, bajo la luz de aquel viejo farol... sentí una sensación punzante en mi estomago, tal vez nervios, nauseas quiza... no recuerdo mucho de ese encuentro pero te escribire unas cuantas líneas de lo que hablamos.
-Si. Le dije

-Entonces no hay mas que decir. Se dio la vuelta

-Solo una cosa mas

Se quedo esperando, sin volverse hacia mí de nuevo.
-¿Cuanto tiempo?
-El que sea necesario. No dijo más y se marcho

En cuanto estuvo lo bastante lejos como para no alcanzar a distinguirlo entre la gente, pensé en lo que había dicho, “el que sea necesario”, si claro… y bueno… ¿cuánto es necesario? ¿hasta morir acaso?... Perdona si no entiendes, te lo explicare con una sola palabra. Soledad.
Así es, vino hacia mí la soledad, sin rostro ni emociones… la estuve esperando y la encontré…
Ahora mírame, estoy aquí sentada bajo la luz de una vela que amenaza con extinguir su luz como el destino lo hace con mi vida, escribiendo en un cuaderno sin pasta, con las hojas amarillentas, no se si existe otro motivo por el cual escriba este breve episodio de mi vida además del desahogo sentimental, tal vez… solo tal vez… lo escriba esperando a que alguien me ayude a que el tiempo obligue a la soledad irse…