01 julio 2009

30 de junio de 2009

Querido diario:

Tal vez las próximas palabras contradigan todo lo que en ti he escrito, o tal vez este sentir sea sólo pasajero... no lo sé. Lo importante es que estoy, aquí y ahora.

Recuerdas todo lo que en ti he escrito, ¿cierto? Envidiando las cosas que no tengo, quejándome siempre de todo. Pues hoy no. Espero que esos días hayan terminado. Sí, he llegado a envidiar algunas cosas, incluso a algunas personas; pero lo que no he pensado es que tal vez otros me envidien a mí...

¿Qué más puedo pedir? En un instante la luna ha iluminado mi esencia, el mar se ha llevado consigo mi dolor, y el viento... sí, ese viento que siempre escucha, me ha empapado con una brisa de felicidad...

¿Felicidad? Rara palabra, con un confuso significado, de la cual nunca creí escribir. En realidad, no sé si el viento me trajo la felicidad, pero es lo más cercano que he sentido a ella en mucho tiempo. Es sólo que ya no tengo problemas ni preocupaciones, tan sólo... me siento bien. Pero aun me falta algo para llegar a ser feliz... sí, la auténtica felicidad, esa que todos buscan desesperadamente y nunca logran encontrar. No sé bien qué sea... si es una persona, cosa, momento... no lo sé, pero ese algo es lo que me impide reír plenamente, llorar a mares: en fin, sentir.

A causa de ese algo, no he podido disfrutar completamente esta nostálgica noche, este aire abrazador, esta enternecedora oscuridad... tan sólo siento trozos de lo que este ambiente me puede brindar.

Y sí, me he sentido pleno y seguro en algún momento de mi vida... me he sentido yo: he conocido la felicidad, pero nunca me di el tiempo de notarlo.

A partir de hoy me dedicaré a buscar ese algo que me limita y que me impide sentir, a pesar de que no tengo idea de qué se trata. Después de todo me equivoqué... terminé quejándome, como siempre. Pero ahora, me dedicaré a disfrutar lo más que pueda de esta felicidad incompleta.

Aldo

No hay comentarios: