21 abril 2009

Martes, 21 de abril de 2009

Querido Diario:

No sé por qué estoy aquí, escribiendo, recordando, pensando en mí. Prometí que no volvería a hacerlo, pero aquí estoy. Sí, me he dado cuenta de lo fácil que puedo romper una promesa.
¿No te ha pasado que te sientes solo, como si a nadie le importara lo que dices, y mucho menos lo que sientes? ¿Como si, a pesar de estar entre un mar de gente, te sintieras sin compañía? (Es evidente que estoy hablando conmigo mismo, ¿pues con quien más podría hablar?, ¿quién se tomaría la molestia de escucharme y fingir que le interesa lo que digo?) ¿Sabes? Le tengo miedo a la soledad; podría decir que es uno de mis grandes temores. Pero no me refiero a la soledad de estar si compañía por un rato, sino a la soledad en la que sientes que nadie te apoya, que en realidad nadie piensa como tú ni nadie puede comprenderte: esa soledad que te susurra que tu existencia no es útil para nadie...
¿Notaste que el día de ayer el cielo se cubrió de nubes, y que el viento comenzó a soplar fuertemente, dejando una sensación de frío? ¿No te recordó aquellos días en los que solías ser feliz? Pero ayer fue diferente. Ayer, sólo pensé. Pensé en todo lo que he aprendido últimamente. Que las personas siempre tienen una doble cara, que la gente cambia, que las relaciones se pueden perder fácilmente, y mi lección más importante: que nadie te puede comprender, ni nadie te puede entender tanto como tú quisieras. Que sólo dependes de ti mismo. En pocas palabras, que estás solo. Tengo miedo.
Ese día, llegué a mi casa al anochecer, y al parecer, nadie se percató de mi existencia. Me senté un rato en el sillón. Me sentía cansado, quería dormir. La recordé por unos instantes, y me sentí vacío. La siguiente escena que recuerdo es que estaba oscuro; al parecer era de madrugada. Seguía con la misma ropa que había llevado todo el día. Lo único que hice fue dirigirme a mi cama, cambiarme y dormirme.
El día de hoy lo pasé en blanco, hasta este momento. Sí, estoy aquí. Escribiendo. ¿A quién le hablo? A nadie, sólo escribo para satisfacer la necesidad que tengo de contar lo que siento: sé que sólo me engaño, no importa. Y sí, comprendo que nadie me puede apartar de la soledad, ni siquiera ella. Resulta estúpido pensar que creí que ella podía hacerme sentir vivo de nuevo, y me podía hacer confiar en las personas como antes. La vida es subjetiva: sólo pasa, y se va.
Tal vez esto es sólo un momento de debilidad. Tal vez todo esto pase, y pueda volver a sentirme cómodo, a ser feliz. Tal vez... lo siento, debo tenerte aburrido con mis patéticos sentimientos... creo que lo mismo pasa con las demás personas. Prometo ya no hacerlo... Perdón, olvidaba lo rápido que puedo romper una promesa...
Creo que lo mejor ahora será dormir. Necesito sentirme seguro, en mis sueños. Necesito creer de nuevo. Creo que esa es la razón por la que duermo. En fin, sólo lo diré porque estoy acostumbrado a hacerlo, aunque realmente sé que no le hablo a nadie: "gracias por escucharme".

Aldo

2 comentarios:

Luna7ika dijo...

Describiste too lo q io siento a veces ... dentro d too no se si t importe saber q no eres el unico ...

Con K. dijo...

felicidades! escribes te una manera bastante buena...

te leere continuamente ya estas en mi blogroll!!

te quiero muchisimo!