02 mayo 2009

01 mayo de 2009

Querido diario:
Hoy no pude evitar llorar al despertar… te preguntaras en que estaba soñando o tal vez no, pero aunque resulte doloroso recordar, te lo escribiré.
Soñé que estaba atrapada, no recuerdo en donde, pero así lo sentía. Sabia que debía encontrar y destruir a alguien, lo sabia como sólo en los sueños puedes saberlo. De pronto me encontré dentro de un camión lleno de militares, o al menos eso parecía, ellos no podían verme, así que tomé ventaja de ello y uno por uno les corté la garganta con una navaja que tenía a la mano. Después de la masacre, hurgué bajo sus asientos, no sabia que buscaba, pero lo buscaba, abrí una a una las cajas metálicas que se encontraban debajo. En las primeras seis no habían nada, hasta que abrí la séptima, y ahí estaba lo que tanto buscaba, era una escopeta con no más de cinco municiones. La tomé e inmediatamente la cargué, me dirigí al frente del camión esperando un encuentro con el conductor, que para mi sorpresa era ella y no él, le apunté en la cabeza con la escopeta, no dudé ni titubee ni un segundo, estaba segura de lo que hacia y le dije en voz baja 'perdóname' justo después… le disparé.
Luego hubo un cambió repentino en la escena. Ya no estaba en el camión, ahora me encontraba en un campo abierto. A lo lejos veía a unas cuantas personas que en mi sueño clasifiqué y reconocí como amigos. Volteé y vi que a mi derecha estaban tres tigres amenazando con atacar y quitarme la vida en cuanto yo me distrajera, cargue de nuevo la escopeta, y en menos de un segundo uno de los tigres se lanzó hacia mi, no dude en dispararle justo en el pecho, quedando así, tirado, muerto, ensangrentado en lo virgen del pasto verde, manchándolo con rojo. Después me dirigí hacia mis “amigos” recibiendo unos cuantos insultos y regaños sobre el tigre muerto, pero no me importo en absoluto, no, de hecho disfrute el haberle matado, a él y a cada uno de esos estúpidos militares que se encontraban a bordo de ese camión, pero mi fascinación hacia la muerte fue mas intensa cuando le dispare en la cabeza a la conductora del dichoso camión.
No pasó mucho tiempo cuando vi que una pantera negra se dirigía corriendo hacia mi, no… en realidad no era yo. Estaba atrapada en el cuerpo de una de mis compañeros. La pantera se me lanzó, me mordisqueó las manos con tanta fuerza que logró romperme cada uno de los huesos. La sangré broto, roja y brillante. No sentía dolor alguno. Le insistí a la pantera en que me matara. ¿Qué diablos esperaba para hacerlo?, de repente volví a mi cuerpo, tomé de nuevo la escopeta y repetí la misma operación… pero esta vez le disparé a esa chica que sólo en sueños conocía.
Después de todo esto, llegó el silencio y reinó la paz. Mis “amigos” y yo nos reunimos en circulo a contarnos cosas del pasado. No me sentía muy a gusto con la plática. Aun no encontraba a la persona que buscaba… tenia que seguir con la búsqueda y ellos solo me detenían…
Desperté asustada con el llamado de mi madre, no recuerdo que me dijo, sólo su voz fría… cortante. Cuando se fue me senté en la cama a llorar… 'una vez más te busqué en sueños, pero no logré encontrarte' pensé.

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