20 abril 2009

10 de abril del 2009



Querido diario:
A pesar de que no suelo escribirte hoy me ha entrado la necesidad de desahogarme con alguien, si, con un alguien que escuche, que este ahí...
Ayer iba caminando por la calle, pensé en lo hermosa que era la noche, fije mis ojos en la brillante luna que se alzaba tan esplendida como siempre, y no se como le hace, pero siempre logra recordarme a... bueno ese no es el punto.

Seguí caminando a un destino incierto, me pare bajo la luz mortecina de un viejo farol que apenas alumbraba un pequeño espacio, sin mas que hacer, (y claro, ¿que mas haría?) me senté bajo aquel farol a esperar, no se que esperaba, pero sentía la necesidad de esperar, y así lo hice.

Después de varios minutos y de ver pasar gente común y corriente, que para mi no tenían el menor chiste, pensando en cosas simples y sin sentido… pero eso a mi no me importaba, no, solo esperaba...

De pronto vi una figura distante, un tanto borrosa, era alguien en definitiva, no se como describirlo, solo recuerdo que llevaba una capucha de color negro, fije mis ojos en aquella figura misteriosa tratando de distinguir quien era, por unos breves momentos se quedo quieto, no estoy segura si me observaba pues como ya te había dicho llevaba una capucha y esta causaba una sombra en su rostro que impedía verlo a los ojos, pero lo mire, seguí mirándolo, no se por cuanto tiempo... no podía apartar la vista de aquella presencia tan rara, ¿alguna vez te ha pasado que cuando vez a alguien no puedes apartar la mirada y cuando lo ves a los ojos (aunque esta vez no habían ojos a los cuales mirar) sientes que sabe algo de ti?... claro que no, que estúpido... eres solo un viejo cuaderno que halle en uno de esos tantos cajones llenos de cosas olvidadas; se acerco... se acerco mas y mas... no se que paso, pero fue muy rápido, en tan solo un parpadeo ya estaba frente a mi, bajo la luz de aquel viejo farol... sentí una sensación punzante en mi estomago, tal vez nervios, nauseas quiza... no recuerdo mucho de ese encuentro pero te escribire unas cuantas líneas de lo que hablamos.
-Si. Le dije

-Entonces no hay mas que decir. Se dio la vuelta

-Solo una cosa mas

Se quedo esperando, sin volverse hacia mí de nuevo.
-¿Cuanto tiempo?
-El que sea necesario. No dijo más y se marcho

En cuanto estuvo lo bastante lejos como para no alcanzar a distinguirlo entre la gente, pensé en lo que había dicho, “el que sea necesario”, si claro… y bueno… ¿cuánto es necesario? ¿hasta morir acaso?... Perdona si no entiendes, te lo explicare con una sola palabra. Soledad.
Así es, vino hacia mí la soledad, sin rostro ni emociones… la estuve esperando y la encontré…
Ahora mírame, estoy aquí sentada bajo la luz de una vela que amenaza con extinguir su luz como el destino lo hace con mi vida, escribiendo en un cuaderno sin pasta, con las hojas amarillentas, no se si existe otro motivo por el cual escriba este breve episodio de mi vida además del desahogo sentimental, tal vez… solo tal vez… lo escriba esperando a que alguien me ayude a que el tiempo obligue a la soledad irse…

No hay comentarios: