27 mayo 2012

Reflexión sin fines poéticos


Antes de haber estado en donde ahora estoy, me encantaba hablar de teorías. Nada más que psicología pop. Cosas que me parecían realmente ciertas; y aun lo hacen. Recuerdo que una de esas cosas era pensar que si alguien carecía de bienestar y amor en ambientes claves de su vida, tal como su familia, al momento de tener una pareja buscaría todo ese amor que le falta en esa persona. Por lo tanto, en el momento en que su pareja lo dejara, este sujeto hipotético quedaría desgarrado por dentro, puesto que su pareja habría sido su todo, su mundo, todo aquello que le falta. Cual si fuera una operación matemática: lo que le falta lo buscará por otra parte. Por su puesto que esto sólo es un caso hipotético, no real. Pero, ¿y si lo fuera? ¿Y si ese fuera yo?
            Reflexionando, viendo al espejo y fijando mi atención a todo lo que hay a mi alrededor, se podría decir que carezco de amor. Por ello es que busco ese cariño en otras personas. Personas que puedo considerar especiales. Es por ello que busco un amigo especial, que me escuche, que me acompañe en mis momentos difíciles (tal como ahora), pero sobre todo, que pueda compartir todo con él/ella. Ese clásico amigo que siempre esté conmigo, tanto en diversiones como en pesares. Pero vamos, que ellos no tienen la culpa de que por carecer de amor tengan que tolerarme, tengan que estar obligados a quererme, porque simplemente no lo valgo. Tampoco es como que pueda exigir a cualquiera de mis amigos que estén conmigo, en primer lugar porque dudo que muchos de ellos tengan esa capacidad para hacerme sentir bien, y en segundo lugar porque dudo merecerlo, dado que siento que no he hecho suficiente por ellos como para que me ayuden, para que estén al pendiente de mí. Realmente no merezco a alguien que se preocupe por mí.
            Finalmente, lejos de ser esto un pedazo de poesía –como suele serlo-, sólo es un pensamiento, algo que busqué expresar bajo algún medio.