10 julio 2009

10 de julio de 2009

Querido Diario:
Hoy he decidido escribirte, ya que el dolor que siento en el pecho no disminuye… y necesito tus paginas que me sirven de desahogo cuando no tengo a nadie a quien contarle mis cosas, bueno… vaya, en verdad no tengo a nadie mas que tú, tú y sólo tú, mi amigo, mi confidente.

Ya no se que hacer, dicen que el tiempo lo cura todo, pero ¿hasta donde es cierta esa frase? Pasan los días, las semanas, los meses y aun me duele el vacio. He llegado a pensar que esto que siento es algo totalmente irremediable, por mas que busco no encuentro con que sanar. Poemas, canciones, besos, sueños, caricias, palabras, nada lo llena. Y es esté el dolor que me esta matando. Si buscas un corazón no lo encontraras pues en su lugar solo hay dolor y vacio… ese vacio en el que todo entra y nada se queda.
Hubo una vez, puedo recordar una vez en la que encontré lo que necesitaba, lo que deseaba, lo que tanto buscaba. Fue él, el que me trajo de nuevo a la vida, tenia magia en la punta de los dedos, ahora, si cierro los ojos, puedo recordar la calidez de sus caricias, de sus besos, de su mirada que me perdía. Pero todo fue tan rápido… él vino y se fue como una estrella fugaz. Todas las noches miro por la ventana buscando lo que alguna vez tuve, tratando de encontrar a mi estrella, mi pequeño sol, para entonces tomarlo entre las manos, estrecharlo contra mi para que su cuerpo me inunde de calor de nuevo.
Si tan sólo pudiera verlo una vez más… si pudiera tenerlo una vez más… no le dejaría ir jamás.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bello mujercita.
Ahora no se quien es mi diosa literaria.