28 julio 2009

Pregunta



Que es más fácil.
Decir que he perdido al amor...
...o que el amor me ha perdido a mi

¿?

25 julio 2009

Situación:


Harta, desesperada… me estoy ahogando en mi propio charco de lágrimas.
Con el corazón tan roto que ya ni siquiera encuentro los pedazos.
Ahorcándome con mi propio silencio, con el maldito te amo atorado.
Aburrida de estas viejas y cansadas paredes blancas que solo despiden soledad.
Esperando a que las puertas del infierno por fin se abran.
Total e irreversiblemente loca por ti.

22 julio 2009

El sabor del engaño

Violé el silencio con el sonido de tu nombre entre mis labios... un leve quejido salió de los suyos. Sin duda no le había gustado que te nombrara en la intimidad. Fingió no importarle y me siguió besando… sentía como el calor de su cuerpo quemaba mi piel, el fuego me recorría de la cabeza a los pies.

Y así pasaron lentamente los minutos. Con su boca recorriéndome el cuerpo, con mis uñas encajándose en su espalda. Él, amándome, yo… deseándote.

Al día siguiente desperté a su lado, sintiendo aun en los labios el ligero sabor del alcohol y el tabaco… sintiendo el sabor del engaño.

16 julio 2009

Hoja de Otoño - Capítulo I

Esto es lo que recuerdo:

Había una escuela. Era grande y estaba decorada de una forma tradicional, y vista desde afuera, hacía parecer que el interior de sus salones era cálido, agradable. En el ambiente se sentía un clima frío, propio del otoño que estaba comenzando allí, en Manhattan. Saliendo de esa escuela estaba yo, con un par de amigos, cansados y dispuestos a regresar a nuestros hogares.

Entonces, vi a mi mamá en la entrada de la escuela, y corrí hacia donde estaba.

- ¿Qué haces aquí?- pregunté sorprendido, pues yo siempre solía regresar solo a mi casa.

- ¿Qué? ¿Tu madre no puede venir por ti un día?

- No es eso, sólo que me sorprende que vengas por mí… no sé, es raro.

- Pues espero que sea eso.- Respondió sin estar muy convencida por lo que le contesté – Pero no importa. Anda, sube al auto, vamos a un lugar especial.


¿Lugar especial? No tenía idea sobre hacia dónde íbamos, pero me agradó que mi mamá hubiera ido por mí a la escuela. Tal vez suene como si yo fuera un anormal que le agrada estar con su madre, pero ella no era una madre común: podíamos platicar sobre cualquier cosa, como mis amigos, la escuela, o incluso hasta de Viridiana, una niña que me llegó a gustar hace un tiempo. Ella no solía enojarse con facilidad, y bromeábamos de cualquier cosa. Era como mi mejor amiga.

- Llegamos – dijo mientras se estacionaba en un restaurante. Debo decir que era un restaurante hermoso, ubicado en un bosque, o algo así, y tenía mesas al aire libre. Nunca imaginé un lugar así, era simplemente… deslumbrante.

- ¡Este restaurante es genial! ¿Y ahora por qué se te ocurrió venir a un lugar así?

- No lo sé, sólo se me ocurrió. Además, tenemos que hablar de algo importante.


Antes de que terminara de hablar, entramos al lugar, y tomamos asiento; después continuó:

- Daniel, en dos semanas cumples 15 años, y además has sido un muy buen estudiante. Así que… ¿qué quieres que te regale?

- Mamá, no tienes qué preocuparte por eso. Que me hayas encontrado ha sido el mejor regalo que alguien me haya dado.

- ¡Qué lindo eres! – dijo ella en tono de ternura – Encontrarte es lo mejor que me haya pasado en la vida también. Hijo, te amo.


Justo en ese momento, unas cuantas hojas secas cayeron tímidamente de un árbol. “Te amo”. Esas dos palabras eran lo que me hacía falta. Llenaron mi alma de alegría, y tuve unas fuertes ganas de llorar. Entonces, ese pensamiento vino a mí: “soy feliz”. Mientras más lo pensaba, más caía en la cuenta, y entonces…

Abrí los ojos, y vi una habitación grande y blanca, llena de frascos de medicinas, con cortinas blancas y un olor a limpieza. Y por fin me di cuenta: todo había sido sólo un sueño más, anhelando la felicidad que me falta. Ahora recuerdo todo. Lloré hasta quedar dormido. Y ahí, enfrente de mí, había una cama, y en ella estaba la mujer que había soñado, manteniéndose con vida tan sólo gracias a un tubo respiratorio: sí, era mi madre.

15 julio 2009

Una de las tantas cartas que te escribo...

Amor mío:
¿Por qué me siento tan triste? ¿Por qué me siento tan sola, tan vacía, tan olvidada?
Hoy me siento a ver el atardecer sin tu presencia a mi lado, como me hubiera gustado poder volver a tomar tu mano. Pronto vendrá la noche y mi cuerpo se cubrirá de hielo sin tu cuerpo, mis sueños serán pesadillas sin tu abrazo.
Quisiera llorar, pero me temo que la ultima lágrima la he derramado ayer sobre tu foto. Lo único que me queda es el recuerdo, pero no quiero, me duele pensar que no volveré a ver tus hermosos ojos de nuevo. Entonces, ¿dime que hago, si mi último respiro ya te lo he regalado?
¿Valdrá la pena seguir un camino en el que no me guíen tus pasos, en el que el eco de tu voz no se haga presente, en el que le viento no cargue consigo el aroma de tu piel, en el que la sombra de el ultimo beso no sea más que un recuerdo destinado a ser devorado por el olvido? Dime, ¿vale la pena seguir ese camino…?
No, no y mil veces no.
Por ahora camino sola, me escondo de ti tras las sombras, voy detrás de ti sin que te des cuenta, sigo tus pasos en silencio… y en silencio me quedaré.

10 julio 2009

10 de julio de 2009

Querido Diario:
Hoy he decidido escribirte, ya que el dolor que siento en el pecho no disminuye… y necesito tus paginas que me sirven de desahogo cuando no tengo a nadie a quien contarle mis cosas, bueno… vaya, en verdad no tengo a nadie mas que tú, tú y sólo tú, mi amigo, mi confidente.

Ya no se que hacer, dicen que el tiempo lo cura todo, pero ¿hasta donde es cierta esa frase? Pasan los días, las semanas, los meses y aun me duele el vacio. He llegado a pensar que esto que siento es algo totalmente irremediable, por mas que busco no encuentro con que sanar. Poemas, canciones, besos, sueños, caricias, palabras, nada lo llena. Y es esté el dolor que me esta matando. Si buscas un corazón no lo encontraras pues en su lugar solo hay dolor y vacio… ese vacio en el que todo entra y nada se queda.
Hubo una vez, puedo recordar una vez en la que encontré lo que necesitaba, lo que deseaba, lo que tanto buscaba. Fue él, el que me trajo de nuevo a la vida, tenia magia en la punta de los dedos, ahora, si cierro los ojos, puedo recordar la calidez de sus caricias, de sus besos, de su mirada que me perdía. Pero todo fue tan rápido… él vino y se fue como una estrella fugaz. Todas las noches miro por la ventana buscando lo que alguna vez tuve, tratando de encontrar a mi estrella, mi pequeño sol, para entonces tomarlo entre las manos, estrecharlo contra mi para que su cuerpo me inunde de calor de nuevo.
Si tan sólo pudiera verlo una vez más… si pudiera tenerlo una vez más… no le dejaría ir jamás.

El Pasillo - 3ª Parte

Al abrir los ojos vi el techo del lugar en donde me encontraba y yo estaba recostada sobre una camilla, y dos personas al verme abrir los ojos rápidamente corrieron hacia mí, pero… ¿Quiénes eran? Tenían los ojos llenos de lágrimas y yo solo las observaba seriamente, después una persona de bata blanca entro por la puerta y me miro sonriente, y con una luz pequeña alumbro mis ojos examinándolos y cambiando la expresión de su rostro le dirigió unas palabras a las dos personas que estaban ahí en la habitación, ¿Qué habrá sido como para que su mirada se llenara de angustia y lagrimas? Y entonces pensé, intentando recordar a la persona que estaba en el pasillo gritando mi nombre, entonces lo recordé, era “yo” y así voltee al otro lado de la habitación, estaba sentada y mirándome a los ojos y con una sonrisa me trajo a la mente un pensamiento:

“Al regresar, mis recuerdos se habían quedado olvidados en el pasillo, pero por suerte estaba YO para ayudarme a recordarlos”.

02 julio 2009



Nadie dijo que el amor dolía,
nadie me dijo que acabaría
y así nos quedaremos,
yo con el corazón roto,
tu con el enojo.
Ahora mira como son mis días,
vacios de caricias,
llenos de lagrimas,
olvidada en el despojo.

Me pregunto cada noche
¿Dónde quedaron las promesas?
que en su lugar sólo están las tristezas,
¿A dónde fueron esos sueños?
que hoy no los encuentro.
Dime quien eres,
porque yo de tu rosto…
ya no me acuerdo


.

01 julio 2009

30 de junio de 2009

Querido diario:

Tal vez las próximas palabras contradigan todo lo que en ti he escrito, o tal vez este sentir sea sólo pasajero... no lo sé. Lo importante es que estoy, aquí y ahora.

Recuerdas todo lo que en ti he escrito, ¿cierto? Envidiando las cosas que no tengo, quejándome siempre de todo. Pues hoy no. Espero que esos días hayan terminado. Sí, he llegado a envidiar algunas cosas, incluso a algunas personas; pero lo que no he pensado es que tal vez otros me envidien a mí...

¿Qué más puedo pedir? En un instante la luna ha iluminado mi esencia, el mar se ha llevado consigo mi dolor, y el viento... sí, ese viento que siempre escucha, me ha empapado con una brisa de felicidad...

¿Felicidad? Rara palabra, con un confuso significado, de la cual nunca creí escribir. En realidad, no sé si el viento me trajo la felicidad, pero es lo más cercano que he sentido a ella en mucho tiempo. Es sólo que ya no tengo problemas ni preocupaciones, tan sólo... me siento bien. Pero aun me falta algo para llegar a ser feliz... sí, la auténtica felicidad, esa que todos buscan desesperadamente y nunca logran encontrar. No sé bien qué sea... si es una persona, cosa, momento... no lo sé, pero ese algo es lo que me impide reír plenamente, llorar a mares: en fin, sentir.

A causa de ese algo, no he podido disfrutar completamente esta nostálgica noche, este aire abrazador, esta enternecedora oscuridad... tan sólo siento trozos de lo que este ambiente me puede brindar.

Y sí, me he sentido pleno y seguro en algún momento de mi vida... me he sentido yo: he conocido la felicidad, pero nunca me di el tiempo de notarlo.

A partir de hoy me dedicaré a buscar ese algo que me limita y que me impide sentir, a pesar de que no tengo idea de qué se trata. Después de todo me equivoqué... terminé quejándome, como siempre. Pero ahora, me dedicaré a disfrutar lo más que pueda de esta felicidad incompleta.

Aldo