13 marzo 2010

Espejo


Te encontré, después de tanto tiempo te encontré. Con los ojos húmedos, con las manos sucias, con la boca seca. Estabas en lo más obscuro de la soledad, con la mirada perdida, empapada de locos recuerdos que te envenenaban el corazón muerto, pero al fin te encontré. Te abracé, quería llevarte fuera de ese lugar lleno de malos recuerdos, tomarte de la mano, irnos muy despacio caminando. Quería quitarte la suciedad de la nostalgia, limpiarte las lágrimas.
Te encontré en la fría obscuridad, en esa maldita soledad, desnuda y desalmada. Te encontré una tarde de otoño, tirada en la tierra, sucia y sin esperanzas. Me acerque muy despacio, esperando no asustarte. Te besé, abriste los ojos y te miré. Tus labios se movían diciéndome palabras de amor que nunca entenderé, pidiéndome que para siempre me quedara y que de tu lado no me separara.
Te encontré, pero al final… no pude hacer nada.

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